Santo Domingo RD.- A veces me preguntan si alguna vez estuve enamorada de algún compañero de telenovela. Y aunque me reservo muchas cosas, hay una historia que guardé por años...
 
Fue en los años 80, cuando mi carrera comenzaba a despegar con fuerza. Mis canciones sonaban en todas partes, y como actriz me abría camino entre los grandes. Y sí, entre ellos estaba él: Andrés García, el galán más cotizado de México.
 
Compartimos algunos proyectos y desde el primer día sentí su mirada. Era encantador, galante, tenía esa seguridad que solo dan los años y la fama. Me mandaba flores, me hacía reír, y siempre encontraba un momento para decirme cuánto le gustaba. No voy a mentir: Andrés era guapo, varonil… muchas hubieran dado lo que fuera por estar a su lado. Pero yo no.
 
¿Por qué? Porque yo soy una mujer que se respeta. Y aunque él insistía, yo sabía que tenía pareja en ese momento. Yo no soy plato de segunda mesa. Andrés me gustaba, claro que sí. Pero más me gustaba dormir tranquila, sabiendo que nunca fui la otra. Y eso fue algo que él siempre me reconoció.
 
Años después nos volvimos a encontrar en "Mujeres Engañad@s", y el destino parecía querer cruzarnos de nuevo. Él seguía siendo seductor, y yo ya era una mujer más segura, más firme. Volvieron los rumores, las miradas, pero para mí, el tren ya había pasado.
 
Yo no me aferro a lo que no fue.
 
No niego que pudo haber existido algo bonito entre nosotros. Pero el amor no se construye con medias verdades ni con promesas a medias. Andrés fue un hombre que marcó época, y guardo lindos recuerdos de él. Pero mi vida la construí con dignidad, con esfuerzo, y sin colgarme del brazo de nadie.
 
Hoy, con el corazón tranquilo, puedo decir que no me arrepiento. He amado, me han amado, he tenido romances de película y también dolores que no le conté a nadie. Pero siempre fui fiel a mí misma.
 
Y eso, mi amor… no lo cambio por nada.