Santo Domingo RD.- Rafael Eduardo Encarnación, conocido artísticamente como Rafelito Encarnación, nació el 11 de enero de 1944 en Santo Domingo. Fue el séptimo de 24 hermanos, hijo de Blas Encarnación y Blanca Núñez.
Desde pequeño mostró inclinación por la música, en especial por los boleros y los ritmos del pueblo que más tarde evolucionarían en la bachata. Con apenas 19 años, ya componía y cantaba con una sensibilidad única que calaba en el corazón popular.
El ascenso meteórico
En octubre de 1963 firmó contrato con el estudio Salón Mozart, lo que marcó el inicio formal de su carrera. Grabó temas como “Muero contigo”, “Pena de hombre”, “Castigo de amor”, “Loco anhelo”, “Sin rencores” y “Esclavo de tu amor”. Con estos sencillos, su nombre comenzó a sonar con fuerza en la radio.
Lo que era apenas el inicio se convirtió en un fenómeno: Rafelito se convirtió en el primer bachatero en aparecer en la televisión dominicana, en una época donde el género era despreciado por las élites y limitado a los barrios más humildes.
En cuestión de meses, su voz melancólica y su presencia sencilla pero impactante lo convirtieron en el rostro de una nueva música del pueblo: la bachata. Se le conoció como “el divo de los 60’s”. Su estilo conquistó a hombres y mujeres por igual; la profundidad emocional de sus letras hablaba de desamores, anhelos y pérdidas con una sinceridad brutal.
La tragedia inesperada
El 23 de marzo de 1964, Rafelito conducía su motocicleta por la intersección de las calles Delgado y César Nicolás Penson, cuando fue embestido por un automóvil conducido por un joven sin licencia.
Fue llevado a la Clínica Abel González, donde fue operado de emergencia. Cayó en coma y falleció al día siguiente, el 24 de marzo, a las 2:45 de la tarde. Tenía apenas 20 años.
En el momento del accidente, iba camino a recoger una grabación de su más reciente canción. Ese detalle marcó su muerte con un aire aún más trágico: se fue cuando su estrella apenas empezaba a brillar con fuerza.
Un país en duelo
Su muerte fue un acontecimiento nacional. Las emisoras suspendieron programación regular para informar sobre su estado de salud, su velorio y entierro. Radio Quisqueya incluso repartió fotos suyas como homenaje. El pueblo, que ya lo había abrazado como su voz, lloró la pérdida de una promesa que se apagó antes de tiempo.
El legado de un pionero
A pesar de su corta carrera —apenas seis meses desde su primera grabación hasta su muerte— Rafelito Encarnación dejó una huella imborrable. Fue el primer bachatero en conquistar medios tradicionales como la televisión, y allanó el camino para artistas como Luis Segura y Eladio Romero Santos, que siguieron el rumbo que él marcó.
Su voz dulce, su interpretación sufrida, y sus letras directas desde el corazón lo convirtieron en el símbolo de una nueva música. Su figura cambió la percepción de la bachata: de música marginal a expresión legítima del sentir dominicano.
Una estrella fugaz, eterna en la memoria
Rafelito Encarnación murió joven, pero su leyenda quedó viva en cada nota de bachata que se canta con el alma. Fue el primer ídolo verdadero del género y el primer en demostrar que la bachata podía trascender los patios, los burdeles y las emisoras de poca monta. Abrió el camino con su voz, con su imagen y con el precio de una vida entregada por completo a la música del pueblo. Si desea ver el video que hice visitando su tumba está en el primer comentario.