Editorial

La crisis

Nadie ha negado la existencia de una crisis a nivel global, ni tampoco la magnitud de esta. La República Dominicana es parte de la frontera mundial. La crisis golpea, agota, hace que se pierdan las perspectivas y que todo luzca el peor de los sentidos.

Pero sería un sin sentido quedarse de brazos cruzados ente una crisis que, por más que se le busque explicación, esta ahí, a flor de piel y profundizando lo dañino de su alcance con previsiones obvias de que será para largo el dolor de sus efectos.

Ahora bien, ¿qué hacer? Los chinos en la antigüedad definieron crisis como un concepto con dos sentidos: peligro y oportunidad.

Nos cuesta decidir hacia donde enfilamos nuestro interés y nuestras fuerzas, si hacia el peligro que ésta representa o hacia la oportunidad que nos presenta.

Albert Einstein dijo: "No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo". La crisis es la mejor bendición que puede sucederles a personas y países, porque la crisis trae progresos.

La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura.

Es en la crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.

Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.

En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla."

¡Aprovechemos, pues, esta crisis!